DRAMATIZACIÓN

Hay numerosos autores que definen la dramatización de una forma distinta o incluso algunas están relacionadas.
García Velasco (2008), define la dramatización como la conversión en expresión teatral de una situación real o imaginaria, una narración, un poema o cualquier otro texto. También se han referido al concepto como “juego dramático” o “expresión dramática”, conceptos que para Núñez y Navarro (2007, p.229) son “sinónimos casi perfectos” a la dramatización. Estos autores expresan que utilizamos nuestro cuerpo como medio de creación, expresión y comunicación, y por tanto, a eso le podíamos llamar juegos dramáticos.
Sin embargo, la definición más precisa de dramatización es que se trata de una manifestación expresiva del movimiento que se caracteriza por la escenificación de hechos, historias, acontecimientos, etc., que una serie de actores realizan a un público o espectador.
En una dramatización se pueden combinar el lenguaje verbal y no verbal para expresar al público una emoción, un sentimiento, o simplemente un mensaje. El lenguaje verbal puede ser improvisado o puede seguir un guión, sobre todo si se trata de una obre teatral. El lenguaje no verbal está compuesto por gestos o por la expresión facial. 
Los elementos básicos que conforman una dramatización son: los personajes, el conflicto o problema principal planteado, el espacio en el que se desarrolla cada una de las escenas, el tiempo o el momento en el que se desarrolla, el argumento, y el tema.
Existen diferentes etapas que el alumno atraviesa conforme avanza su edad relacionadas con la dramatización (Ortiz, 2002):
  • Juego simbólico: se desarrolla entre los 4 y los 5 años. Se trata de un juego espontáneo, en la que no existe una finalidad concreta, por lo que el objetivo es conseguir divertirse sin más. Es improvisada, ya que no está planificada y surgen diferentes ideas y acciones sin un orden predeterminado. El niño es capaz de representar un objeto real a partir de otro objeto que tenga una forma o alguna característica similar al objeto que está imaginando. Por ejemplo, una pieza de construcción puede ser un coche de juguete. Lo mismo ocurre a la hora de representar un rol o papel, donde intentará adquirir características que sean significativas de ese personaje. Podrán actuar en parejas o tríos, donde siempre va a predominar el egocentrismo propio de la edad.
  • Juego dramático: se desarrolla entres los 6 y los 8 años. Ellos mismos son los encargados de elegir tanto el tema como los personajes a los que van a representar. En este caso, nadie va a estar mirando, si no que todos van a ser actores. Puede considerarse como un entrenamiento para la dramatización creativa. En el juego simbólico predominaba el lenguaje corporal, sin embargo, en el juego dramático el lenguaje principal es el oral. Ya existe cierta madurez, por lo que son capaces de organizarse, dejando a un lado el egocentrismo. En el juego dramático existe un tema principal del cual van a desarrollarse diferentes subtemas. Al igual que en el tema principal, cada subtema tendrá sus personajes y el conflicto dramático que corresponda. Cada subtema estará dirigido por un grupo de cinco alumnos aproximadamente, los cuales se van a encargar de determinar los diferentes elementos que van a formar la obra.
  • Dramatización creativa: se desarrollar entre los 9 y los 13 años. En este tipo de dramatización se seguirá una progresión, yendo desde lo particular a lo general. Se parte del personaje para crear el argumento que predominará en la obra. Se establece un conflicto, a partir del cual se van a desarrollar acciones y diálogos improvisados, que se mostrarán al resto de compañeros. Una vez decidido lo comentado anteriormente, se comenzará a pensar en los disfraces, y en los elementos no verbales como la mirada, la forma de hablar, el acento, etc. Es pronto para aprenderse un texto de memoria, por lo que predomina la improvisación en los diálogos y acciones.
  • Creación colectiva: se desarrolla entre los 14 y los 17 años. Se realiza a partir de una idea, tema, obre teatral o no teatral, etc. Es la última etapa, por lo que se exije una gran madurez y precisión para establecer todos los elementos básicos que conforman la dramatización de forma adecuada. No existe la improvisación.
Personalmente, la dramatización ha sido una de las actividades a las que más miedo le tenía, ya que interpretar un papel, asumiendo ciertas actitudes o una personalidad para conseguir reflejar al personaje es un proceso complicado. Sin embargo, a la hora de realizarlo no me pareció tan dificil, incluso me resultó divertido ver como otros de mis compañeros sorprendían asumiendo roles de miembros cercanos a la clase. En definitiva, pienso que las etapas deben ser trabajadas poco a poco con los alumnos, para que finalmente sean capaces de asumir los roles y hacer que el conflicto parezca real. Por lo tanto, el objetivo que se debe plantear es que se consiga transmitir lo que se propone con la representación de una obra.



BIBLIOGRAFÍA:

García Velasco, A. (2008). Juego teatral, dramatización y teatro como recursos didácticos. Primeras Noticias. Revista De Literatura, (233), 29-37.

Núñez Cubero, L., & Navarro Solano, M. R. (2007). Dramatización y educación: Aspectos teóricos. Teoría De La Educación, (19), 225-252. Disponible en: 
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2354204&orden=256995&info=link

Ortiz, M. M. (2002). Expresión Corporl. Una propuesta didáctica para el profesorado de Educación Física. Granada: Grupo Editorial universitario.


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